Los síntomas de este síndrome son muy similares a los asociados al estrés laboral. Sin embargo, en el caso del burnout estos pueden aumentar su intensidad, por lo que debemos poner atención a los siguientes cambios en nuestro comportamiento:
Las variaciones en nuestro estado de ánimo es uno de los síntomas principales del Síndrome de Burnout. Es frecuente que nos encontremos irritables y de mal humor. En muchas ocasiones los buenos modales desaparecen y se generan conflictos innecesarios con clientes y usuarios. La suspicacia o «estar a la defensiva» y el sarcasmo suelen ser habituales.
En algunas ocasiones este cambio de actitud se produce en un sentido totalmente diferente, en el que el trabajador simplemente muestra indiferencia hacia los clientes o usuarios, e incluso hacia los compañeros.
Otro de los factores es la desmotivación, es decir cuando perdemos toda ilusión por trabajar. Las metas y objetivos dejan paso a la desilusión, junto con el pensamiento de tener que soportar día tras día situaciones estresantes que superan nuestras capacidades y las jornadas laborales se hacen más largas e interminables. También influye el desgaste gradual que produce el burnout al disminuir nuestra resistencia al estrés.
Todos estos síntomas producen una falta de energía, asociada a un menor rendimiento: Debido a que el organismo gestiona de modo deficiente los recursos con los que dispone, influyendo en la capacidad de producción. Además, toda situación de estrés laboral prolongada en el tiempo, produce a medio y largo plazo un deterioro cognitivo, lo que puede provocar pérdidas de memoria, falta de concentración y mayor dificultad para aprender tareas o habilidades nuevas.
Texto: Belén González Saiz. Psicóloga en prevención de riesgos laborales
Edición: Roberto Vilches