Las negociaciones para formar el nuevo gobierno en Finlandia, que dieron comienzo el 2 de mayo, siguen avanzando. Bajo el liderazgo de Petteri Orpo, líder de Kokoomus (Partido Coalición Nacional) en las negociaciones participan Perussuomalaiset (Partido de los Finlandeses), RKP (Partido Popular Sueco), y Kristillisdemokraatit (Demócratas Cristianos).
Si estos partidos logran llegar a un acuerdo sobre la dirección de Finlandia para los próximos cuatro años y el gobierno se forma bajo el liderazgo de Orpo, este sería el gobierno más escorado a la derecha que ha tenido el país desde la década de 1930.
Orpo, cuyo partido obtuvo la mayoría de los escaños en las elecciones parlamentarias del pasado 4 de abril, decidió iniciar las negociaciones con estos tres partidos después de enviar un cuestionario inicial a todas las fuerzas políticas que consiguieron escaños en las elecciones.
Esta semana, las mesas de negociación, integradas por representantes de cada partido, están abordando uno de los temas más importantes en la agenda: la economía. La revitalización de la economía finlandesa y la reducción de la deuda han sido los temas con mayor foco de Kokoomus tanto en las elecciones como en las actuales negociaciones.
El partido ha enfatizado la necesidad de llevar a cabo ajustes por valor de seis mil millones de euros en la economía finlandesa, que se lograrían mediante recortes, reformas laborales y cambios estructurales. Entre las posibles medidas se podrían incluir recortes en la seguridad social con el objetivo de hacer más atractiva la aceptación de empleo. Kokoomus ha expresado su deseo de incrementar en 100,000 el número de empleados en el país.
Aunque la economía es un tema complejo, no necesariamente es el más difícil de estas negociaciones. Asuntos como las políticas de inmigración pueden generar conflictos, ya que la visión de Perussuomalaiset dista considerablemente de la de los demás partidos participantes.
Perussuomalaiset busca restringir tanto la inmigración humanitaria como la relacionada con el trabajo, mientras que los demás partidos consideran necesario atraer empleados extranjeros debido a la escasez de trabajadores en muchos sectores del país.
Otros temas complicados podrían incluir, por ejemplo, las políticas relacionadas con el cambio climático. La mayor tensión se da entre Perussuomalaiset y RKP, cuyas visiones sobre temas como inmigración, cambio climático o los derechos de las minorías difieren considerablemente.
Las negociaciones continúan en Säätytalo (Helsinki) y es probable que aún transcurran varias semanas antes de conocer el resultado final. “El camino aún es largo y hay mucha colina que subir”, comentó Orpo el pasado martes.